Castillo de Santa Ana

Sus restos se asientan sobre la cumbre de un escarpado risco que forma parte del cierre del embalse de Santa Ana. Están compuestos sus restos de un recinto irregular y quebrado que se escalona sobre el monte formando una serie de paredones de mampostería reforzados por torreones cuadrados, ya muy rebajados en altura.

A media altura destaca una gran torre de planta rectangular de unos 8 x 10 m de lado, con toda su fábrica de mampostería excepto en las aristas que las refuerza con sillares bien labrados.  staba estructurada en tres plantas, en la segunda se situaba la puerta de ingreso mirando hacia el sur, pero de ella apenas quedan vestigios, sobre la puerta presenta sendas aspilleras, con gran abocinamiento interior, que iluminaban una sala superior.

La planta más alta ha desaparecido y pudo ser una terraza. Asus pies junto a la base del monte, se levantó en tiempos posteriores una ermita en honor de Santa Ana, de la que toma el nombre actual.

El castillo fue construido por los musulmanes para controlar el valle del río Guart.

Fue conquistado a los moros en 1091 por el vizconde de Áger Guerau Ponce de Cabrera. Más tarde pasó a ser propiedad del condado de Urgell. En el siglo XIII pasa a manos de la corona de Aragón al ser incorporado el condado por el rey Jaime I de Aragón. En el siglo XVIII el castillo dependía del marquesado de Alfarrás.

En algún momento surgió alrededor del castillo la población de Piñana, que fue abandonada en el siglo XV.